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jueves, 14 de agosto de 2014



INTRODUCCION DE ESTA VERSION

Esta es la segunda versión de un documento que elaboré en 2012 y que se titulaba “Clases sociales en Buenos Aires y voto”, un título semejante al presente, y que está disponible en: http://www.clasessocialesbuenosaires.blogspot.com.ar. En esta versión se han eliminado algunas definiciones y consideraciones a fin de lograr un documento más fácil de leer y de presentar más destacadamente lo relacionado con las clases actuales en Buenos Aires. Es decir, se ha abreviado parte de lo que hace a los antecedentes y a la historia de las clases sociales porteñas. También modifico la definición y configuración de los Grupos Sociales elaborados en 2012, tratando de aproximarme más a la realidad de Buenos Aires y superando algunas consideraciones y conclusiones equivocadas.

El tema del “indio” no es menor. En el documento original se usó el término entendiéndose que era tan válido como lo es el de “celta” o “sajón”. Ahora resulta – es una novedad de hace dos años - que el término “indio” es despectivo y lo que corresponde para definir personas con ese origen es el empleo de dos palabras: “pueblo originario”. Es decir, que si a alguien cuyos antepasados fueron calchaquíes le pregunto qué es, debe responderme “pueblo originario”. Esto es como si en Brasil a alguien de color le preguntara lo mismo y me contestara “pueblo extranjero introducido”.

Se agradecen observaciones y discrepancias que seguramente permitirán avanzar en una perspectiva de las clases sociales de Buenos Aires que es nueva y original.

INTRODUCCION DE LA VERSION ANTERIOR

“Los hispanos pueden determinar quién ocupará la Casa Blanca”[1].

Esta afirmación se difundió y repitió como noticia en los medios de comunicación durante el mes de octubre de 2012 en oportunidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos que se realizaron en noviembre de ese año.

No recuerdo haber leído una noticia semejante en Argentina. Porqué ? No hay grupos sociales que definen elecciones ? Este es un tema que no ha provocado especial curiosidad ?

Personalmente, los resultados electorales que se dieron en las últimas elecciones en la Capital y en el Gran Buenos Aires me llevaron a analizar las razones de esos resultados y a considerar como causa de los mismos a la conformación social de estos dos grandes espacios geográficos argentinos.

1. Reflexiones sobre el Porteño
Las reflexiones y consideraciones que siguen son resultado de lecturas, búsquedas y hallazgos y de mi propia experiencia de 80 años de vida. Qué las motivaron ? los resultados de las últimas elecciones presidenciales. Cuando, ya disponibles los cifras, comenté y pedí opiniones y justificación a parientes, amigos y conocidos sobre la diferencias de los valores de la Capital y del Gran Buenos Aires las respuestas fueron pobres, incompletas y algunas equivocadas.
Los resultados que me sorprendieron fueron los que obtuvo la Alianza Frente para la Victoria en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sólo el 35,1 %, frente a lo logrado en la Provincia de Buenos Aires, 56,3 %. Qué pasaba al cruzar la General Paz ? Recordé que también el candidato peronista en las elecciones de la Ciudad, en agosto de 2011, en la segunda vuelta tuvo sólo el 35,7 % de los votos y Macri el 64,3 %.
Entonces, el sujeto de estas reflexiones es el habitante de Buenos Aires. Creo que se lo conoce poco. Tampoco se lo ha diferenciado del resto de los argentinos a pesar que las discrepancias en muchos aspectos son profundas. Cuando digo que el sujeto de estas reflexiones es el habitante de Buenos Aires me refiero al de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de los Partidos que rodean la Capital.
En los Puntos siguientes presento y analizo el nacimiento y desarrollo de la ciudad y de los grupos sociales que la fueron habitando. Como forma de exposición del tema en lugar de procesar y reelaborar trabajos y estudios, he decidido copiarlos textualmente citando, por supuesto, al autor.
1.1. La Ciudad
El fracaso del primer asentamiento liderado por la expedición de don Pedro de Mendoza en 1536, concretado con el abandono ordenado por Domingo Martínez de Irala en 1541, lleva a atender a la segunda y definitiva fundación por don Juan de Garay de la ciudad de la Trinidad, puerto de Santa María de los Buenos Aires, formalmente cumplida en la mañana del sábado 11 de junio de 1580.[2]
La ciudad se ordenó en torno a la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo), y consistía en un cuadrilátero de 15 por 9 manzanas; la actual Casa Rosada era el Fuerte de la ciudad y la manzana donde se encuentra el edificio del Banco Nación era la sede del Gobernador.
Juan de Garay eligió el área de la actual Plaza de Mayo, en la meseta delimitada por dos arroyos o zanjones, casi coincidentes con las calles Chile y Paraguay de nuestros días. Siguió en la demarcación de Buenos Aires, al igual que en Santa Fe (1573) el modelo urbanístico de Lima que conocía en forma personal. En este caso, la cuadrícula está inscripta en un rectángulo de quince por nueve cuadras, con su frente mayor orientado al este, sobre la costa del río de la Plata. La modulación interior está basada en manzanas cuadradas, de 140 varas (1 vara = 0,866 metros) por costado, separadas por calles rectas de 11 varas de ancho.
1.1.1. La Repartición de la Ciudad [3]
Así llegamos a nuestro territorio y a su repartición.
Mientras elaboraba este punto encontré un trabajo de la Doctora Araceli N. de Vera de Saporiti. Milagro de Internet que me presentó su “Estructura social de Buenos Aires y su relación con el espacio colonial (1580 – 1617)” resumen de su tesis de doctorado. La tesis me resulta totalmente original y esclarecedora. Además completa y amplía lo transcripto hasta acá de manera importante. Digo original porque no encontré en ningún autor que Garay incorporara como fundadores a los pobladores tempranos, es decir a los que llegaron inmediatamente después de los fundadores. Porque nunca supe de la división de la ciudad en solares y cuadras y de la propiedad diferenciada. Tampoco que una parte de la ciudad era asiento de los indios que acompañaron a Garay desde Asunción. A continuación presento algunos párrafos de la síntesis de la tesis [4].
Una vez terminada la ceremonia fundacional, se le dio vida física a la ciudad, se procedió de inmediato a la organización del espacio colonial y más tarde al repartimiento de indios de la jurisdicción que habían de ser encomendados.
La estructura social primitiva de la ciudad de Buenos Aires, mediante las relaciones de propiedad de la tierra, instauró un sistema socio-espacial jerárquico impuesto por la Corona de España, a través de sus agentes. Se establecieron las siguientes categorías de análisis, según espacios asignados a:
- Fundadores: grupo integrado por los conquistadores y primeros pobladores que vienen con Garay y tienen acceso a todas las formas de reparto de la tierra.
- Pobladores tempranos: este grupo llega a la ciudad una vez fundada y cada poblador tiene asignado un solar en la planta urbana. La mayoría no tiene acceso a las cuadras. [5]
La planta en damero, con calles rectilíneas cruzadas en ángulo recto, se puede dividir en dos zonas: la de los solares (1/4 de manzana), al este, y la de las cuadras (una manzana), al oeste. Las hoy calles Chacabuco-Maipú son el límite entre ambas zonas.
Trataremos la zona de las cuadras que comprendían las cinco filas siguientes, hacia el oeste de la zona de solares. Las cuadras fueron espacios en principio destinados a huertas, un total de 80 cuadras fueron distribuidas entre: fundadores (55 cuadras), pobladores tempranos (12 cuadras y media) y espacios de reserva (12 cuadras y media). Quedaban comprendidos dentro del perímetro, señalado por las actuales calles: Maipú, Chacabuco, Estados Unidos, Salta, Libertad y Viamonte. Estos espacios (cuadras), fueron afectados para el alojamiento de comunidades indígenas, que no tuvieron acceso a la propiedad de la tierra.
El eje Chacabuco-Maipú marcó el límite entre el mundo español y el indígena; aquél residía en la planta de solares y estaba integrado por los conquistadores y los vecinos de la ciudad, que a causa de los beneficios recibidos se distinguían por sus privilegios y por el dominio que ejercían tanto sobre los indios como sobre el terreno que ocupaban.
La tesis de de Vera de Saporiti, nos dice como el área de la nueva ciudad fue dividida:
1) solares que ocuparon fundadores y pobladores tempranos y
2) cuadras que se dieron a los fundadores y a algunos pobladores tempranos. Que estas cuadras eran ocupadas por los indios que se habían sido asignados a fundadores y pobladores tempranos y que se utilizaban para la producción de alimentos.
La tesis de de Vera de Saporiti da el nombre de cada uno de los fundadores que fueron 65 y de los pobladores tempranos que eran 79. También en un plano da el nombre a quien le fue asignado cada solar y cuadra.
1.2. La tierra, los animales y los hombres
Qué encontraron estos 144 hombres que llegaron con Garay ?
Antes de considerar esta pregunta se debe aclarar que la generalizada y aceptada afirmación de “144 hombres” no corresponde a la realidad. A buena parte de los hombres los acompañaban esposas e hijos y lo propio ocurría con los indios que traían de Paraguay. Esto es importante para el desarrollo de este trabajo pues de aceptar que eran sólo 144 hombres los que llegaban, es lógico suponer que la población que se generó era en su mayoría de individuos mestizos, cosa que no ocurrió.
Recordemos sí que la expedición de Garay incluía 200 indios guaraníes que venían con las familias, y si bien en la sociedad estamental no fueron considerados vecinos se los debe recordar entre quienes poblaron inicialmente la ciudad, dándole el carácter criollo y mestizo que fue impronta de la primitiva Buenos Aires.
Volvamos a la pregunta. Qué encontraron estos 144 hombres que llegaron con Garay ?
Una tierra negra fértil cubierta de pajonales y arbustos que se extendía hasta el horizonte. No había árboles de madera dura. Pronto supieron que no había piedra. Debían construir una ciudad sin madera, ni piedra. Debían sobrevivir sin leña y sin carbón. No había plantas que les proporcionaran fibras para elaborar tejidos y ropas.
Como en toda América, no había animales domésticos: vacunos, ovinos, caprinos, equinos, porcinos, ni gallinas, ni patos y pavos domésticos (sólo en América del Norte pavos). La fuente de proteínas eran los peces, algunas aves, pocos pequeños mamíferos como los cuices y, por fin, los camélidos [6]. Sabiendo de esto Garay había traído animales de Paraguay.
No había fibras (lino, algodón, lana) para elaborar tejidos y esto explica los comentarios de un jesuita en 1700 sobre la pobreza de la indumentaria.
Por otra parte, pronto estos 144 hombres y sus familias supieron que el indio del Río de la Plata no era agricultor, ni artesano del cuero, ni de la madera, tampoco era ceramista. No vivía bajo techo construido, no edificaba ni monumentos, ni pirámides, ni templos. No escribía. El Río de la Plata no era México con aztecas y mayas, ni Perú con sus Incas. La ciudad que hicieron los fundadores y sus sucesores fue una ciudad de tierra. Las casas se construían de barro, las calles eran de tierra con huellones que se formaban con las lluvias.
La pampa no tiene ni accidentes geográficos, ni diversidad de plantas y animales. Esto explica porque, a diferencia de lo que ocurrió en toda América andina no hubo en el período colonial mercados regionales pues no existía posibilidad de intercambio (las producción o disponibilidad de frutos y animales es totalmente homogénea en toda la pampa). Por ejemplo, Sololá una ciudad en altiplano de Guatemala tiene desde la época de la colonia un mercado semanal que recibe de la costa que está cerca, camino abajo, pescado, café, cacao, papaya, mango, etc., del altiplano, camino arriba, llegan trigo, citrus, hortalizas, etc.
1.3. La Población
Distinguimos tres grupos que participaron en la fundación y primera población de Buenos Aires:
1.       los Fundadores, los primeros pobladores de Buenos Aires, que por lo que vimos fueron los fundadores y los pobladores tempranos;
2.       los Autóctonos, los indios que llegaron con Garay y los que se sumaron a través del tiempo a la población de Buenos Aires;
3.       los Llegados, los inmigrantes que se incorporaron a la población en cualquier momento luego de su fundación.
1.3.1. Los Fundadores [7]
Cuando partió desde Asunción hacia Buenos Aires, Juan de Garay llevaba treinta años viviendo en América; había llegado a los 14 años. La expedición partió de Asunción el 5 de marzo de 1580: dieciocho hombres lo hicieron por tierra arreando trescientos vacunos, quienes costearon la margen izquierda de los ríos Paraná y Paraguay. Los restantes cincuenta soldados, con sus mujeres e hijos y doscientos indios guaraníes con sus familias viajaron por río a bordo carabelas y cuarenta balsas y numerosas canoas. El 29 de mayo, llegaron al puerto de Buenos Aires, que se encontraba en la boca del Riachuelo de los navíos, a la altura de la actual calle Hipólito Yrigoyen. La expedición terrestre había perdido la mayoría del ganado y fue forzada a hacer posta en Santa Fe, por lo que llegó una semana más tarde.
“Buenos Aires, ciudad rara y excéntrica, se diferenció desde el principio por la originalidad de no tener una población india. Los nativos locales se corrieron al ser instalada y creció y se desarrolló sin influencia de la población nativa.” [8]
1.3.2. De Los Llegados a Los Criollos y a Los Mestizos
Los Fundadores (fundadores y pobladores tempranos) constituyeron en calidad de “vecinos” la clase llamémosla “alta” a la que se agregaron posteriormente los que denominamos Los Llegados, conocidos en la época como “estantes”.
“Los Estantes: Como en las ciudades castellanas hubo caballeros y villanos, en las indianas encontramos vecinos y estantes. Estos eran hombres libres que carecían del derecho de ciudad. No puede, por no tener el título de vecinos, adquirir propiedades ni encomiendas de indios, ni formar parte del Cabildo, ni integrar la milicia. Viven del pequeño comercio al menudeo, de las profesiones de letrados, escribanos, cirujanos, sacamuelas, “soldados del presidio (la fuerza militar, permanente), menestrales de los talleres de artesanía, o jornaleros en las chácaras rurales cuando escasearon los indios encomendados y no bastaron, o no sirvieron, los esclavos traídos de Brasil.” [9]
Los Fundadores formaron familia y tuvieron hijos con las mujeres que los habían acompañado y con las indias de las familias indígenas traídas desde Paraguay. Algo semejante ocurrió con los que se fueron agregando a través del siglo XVII. El grupo social que surgió se denominó bien, “criollo”, bien “mestizo”.
No está de más rescatar el significado de los dos términos pues es habitual la confusión al respecto. Según el Diccionario de la Lengua Española, “criollo” es el adjetivo que define al “hijo y, en general, de un descendiente de padres europeos: nacido en los antiguos territorios españoles de América y en algunas colonias europeas de dicho continente.” Por su parte, el término “mestizo”, según el mismo diccionario, se aplica a la “persona nacida de padre y madre de raza diferente, en especial de hombre blanco e india, o de indio y mujer blanca.”
“La mayoría de las grandes familias de los siglos XVI y XVII – los siglos de los Austria – dejaron el primer lugar a otras llegadas más tarde, en la segunda mitad del siglo XVII, pero mucho más a los largo del XVIII. …. La mayoría de la primera era de origen andaluz y los de la segunda por el contrario, de la cornisa cantábrica.” [10]
El mismo Binayán cita a un testigo de la época, Milau, que en 1772 escribió: “Entre las familias más sobresalientes de esta ciudad (Buenos Aires) no ha habido hasta el presente, como en las demás de América, alguna condecorada con la dignidad del título. Son originadas unas de la dependencia que han vivido allí, sirviendo empleos militares o políticos; otras de muchos vecinos que les han dado una asegurada subsistencia en posiciones y haciendas, que han adquirido con su fortuna en el comercio y labranza o en sus frecuentes viajes al interior del Perú. Estas casas, entroncadas unas con otras, son las que reputan por las de mayor distinción, y se les están continuamente agregando al presente otras nuevas de vecinos y forasteros, que fomenta el mayor comercio que goza este país, principalmente de diez años a esta parte.” [11]
Los españoles que llegaban a Buenos Aires debían localizarse en la periferia, fuera del área donde vivían “los vecinos”, eran “los estantes”. El éxito económico era el camino para acceder a ser “vecino”, habitualmente a través del matrimonio con la hija de algún “vecino” con dificultades económicas. El yerno recomponía las finanzas de la familia, pero este bienestar no alcanzaba a los hermanos varones de la casada. Según algunos autores estos grupos de varones constituían los gauchos que erraban por la pampa.
Un caso paradigmático del paso de “estante” a “vecino” lo constituye el de Juan Esteban Anchorena que llega de Corrella, país vasco, en 1765 con 35 años de edad. “… se dedicó, en la pobrísima ciudad que era Buenos Aires en aquel entonces a una actividad desprovista de fastos hidalgos y bien acorde con el medio circundante, pues aparece como pulpero en 1767.” [12] Con los ahorros que logra se inicia como prestamista exitoso y esto le permite acceder en 1775 a la familia López de Anaya “vecinos” de la ciudad y casarse con Romana Josefa. Esta familia no tenía conexión con el pasado americano a pesar de su buena posición social. Esa inserción la logran recién los tres hijos varones de Juan Esteban en sus casamientos en 1813, 1822 y 1824. [13]
 “La integración entre el peninsular y el patriciado tradicional se formalizaba mediante el matrimonio. … sólo se puede ser uno de sus miembros (de la Clase Alta) si se pertenece a ella. … el matrimonio consagra el ingreso del contrayente y sus hijos son, por su madre, descendientes indistinguibles y, sobre todo, indistinguidos de los viejos ancestros.” [14]
Los primeros pobladores eran en su mayoría andaluces, los que se agregan después son vascos, santanderinos y gallegos que con su empeño y laboriosidad logran reemplazar a los primeros vía la incorporación en sus familias casando a las mujeres.
Como resultado, Binayán Carmona afirma que en la actualidad existen sólo 15 apellidos de los fundadores. Y Lafuente Michain señala: “La constante renovación de apellidos producida en el grupo dirigente, al punto de ser algo excepcional el encontrar, ahora, familias con el mismo usado en Buenos Aires por sus antepasados en el siglo XVII y conservando su misma situación social. Lo corriente ha sido la renovación cada dos o tres generaciones.”
Binarán Carmona lo corrobora afirmando: “En fin fuere como fuere, los vascos, santanderinos y gallegos dieron una nueva fisonomía a la Clase Alta criolla y la diferenciaron más racialmente, del pueblo común que tenía los mismos antepasados del siglo XVI.”
Esta nueva Clase Alta se consolida, como ya se dijo, en primer término con la actividad económica y políticamente, actuando en la Junta Grande de 1810 y en el Congreso de Tucumán en 1816. Este grupo social constituyó la Clase Alta de Buenos Aires y, como veremos, luego se le agregarán otros grupos sociales. Estos grupos sociales se integraron a través de distintas formas, siendo la más frecuente el matrimonio.
2. El Desarrollo Económico de Buenos Aires
Buenos Aires era una ciudad pobre.
A la falta de recursos naturales y animales se agregaba su localización geográfica y la situación marítima que habían bloqueado su desarrollo. Los primeros barcos que España había enviado con suministros a sus colonias ultramarinas fueron presa de ataques piratas. Para impedir ello, se diseñó una nueva ruta comercial: los barcos provenientes de Cádiz viajaban acompañados de un convoy de embarcaciones militares de protección, descargaban sus productos en el istmo de Panamá, los llevaban a lomo de mula hasta el Océano Pacífico, de allí eran embarcados nuevamente y llevados a Lima. Desde Lima llegaban a las demás poblaciones, incluyendo Buenos Aires. Dicho sistema, aunque solucionaba el problema de los piratas, encarecía sobremanera los productos por los gastos de su traslado.
Este sistema de cargas enviaba barcos únicamente a Cuba y Panamá. Buenos Aires era marginado, y sólo era visitado cada uno o dos años por navíos de registro. Pasaron incluso, a veces, lustros sin visitas de navíos de registro al río de la Plata.
2.1. El contrabando [15]
Como resultado de lo expuesto en el Punto anterior, los porteños no tenían acceso a productos básicos para su subsistencia y bienestar (desde alimentos y ropas hasta muebles y vajilla), ni contaban con los materiales, medios y/o las técnicas para producirlos. De esta carencia y penuria, surgió el contrabando.
El contrabando provenía principalmente del actual Brasil, por entonces colonia de Portugal. Oficialmente dicho comercio era ilegal, ya que las ciudades de las colonias españolas sólo estaban autorizadas a comerciar con su metrópoli, pero por la situación de necesidad mencionada, los gobernantes locales no solían presentar trabas a su realización. Los productos ingresados de contrabando a Buenos Aires se distribuían luego a Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy, Salta, La Rioja y Catamarca.
El contrabando era pagado con el cuero que se obtenía de la explotación del ganado salvaje. En un principio, el cuero era el único producto que se aprovechaba, el resto de la res, carne, grasa y hueso, era desperdiciado.
El contrabando tuvo un rol importante en las luchas políticas que coincidieron con el surgimiento del Estado Argentino. Los principales grupos de poder eran las autoridades políticas y los comerciantes que se beneficiaban con el contrabando (el más notorio de ellos fue Martín de Álzaga) y los grupos independentistas. Los comerciantes se oponían a que se abriera el comercio a otros países, mientras que los independentistas, influenciados por las nuevas ideas del liberalismo, sostenían que éste debía permitirse.
Nuevas oportunidades se les presentaron a los comerciantes afincados en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XVIII. Fue en este período que este puerto, que había sido por largos años un centro de contrabando por donde ingresaban mercancías europeas y salían exportaciones clandestinas de metal precioso, comenzó a afirmarse definitivamente como “mercado, polo de arrastre y centro de distribución de un vasto conjunto regional” que extendía su influencia desde el Paraguay hasta Chile. [16]
La expansión de las redes mercantiles que tenían por centro a los comerciantes de Buenos Aires puede seguirse bien en la trayectoria comercial de Juan Esteban Anchorena. La correspondencia que Anchorena ha dejado indica que para mediados de la década de 1750 ya se había lanzado a operar por su cuenta. En 1757 poseía vínculos mercantiles en el interior, en especial en Córdoba, donde colocaba productos importados (vino, tabaco, manufacturas de metal) y compraba productos de la tierra (ponchos, frazadas). [17] Para entonces ya había incursionado en la compra de cueros en el litoral del río Uruguay, y algunos años más tarde, en 1765, también aparece registrado como propietario de un comercio minorista en Buenos Aires. En la segunda mitad de la década de 1760 la escala de las operaciones de Anchorena creció a ritmo sostenido, seguramente gracias a que la suerte lo acompañó en su ingreso pleno en el lucrativo comercio mayorista a distancia. A lo largo de la década de 1760, Anchorena realizó viajes regulares al interior (Salta, Jujuy) y al Alto Perú, extendiendo sus redes comerciales hasta Lima [18]. Para comienzos de la década de 1770 se había convertido en un importante mercader, cuyos vínculos comprendían plazas comerciales en todo el virreinato del Perú (Chile, Paraguay, Alto Perú, el Río de la Plata) y llegaban hasta España, incluyendo también mercados en Inglaterra, Francia y el Caribe. [19]
Otra situación que se da es la de los habitantes de Buenos Aires que poseían el capital necesario para comprar los cargos y entraban a formar parte de la administración, concentrando de esta manera el poder político y el socioeconómico, formándose de esta manera una elite con importantes poderes, Gelman la define "... como los sectores que concentran en un grado más alto el poder, la riqueza y los honores en las ciudades hispanoamericanas, no tienen por ello mismo un solo rasgo que las caracterice, sino que reúnen un vasto conglomerado de actividades y atributos. La riqueza era una condición sine qua non para poder acceder a la elite, pero esta se consolida con el poder y el honor y a su vez con la diversificación económica, que permitía conservar, algo más tranquilamente, la riqueza obtenida generalmente a través de la riesgosa actividad comercial.”
Resumiendo, el desarrollo económico de Buenos Aires estuvo vinculado en primer término al contrabando que generó recursos para una segunda etapa que se concretó con un importante grupo de comerciantes exitosos, descendientes de los primeros Criollos a los que se agregaron posteriormente lo españoles que fueron llegando y se integraron a sus familias.
2.2. El Campo y los Cultivos
Los descendientes de los primeros Criollos y que se convirtieron en exitosos comerciantes son visualizados como los promotores de desarrollo rural del país. Sin embargo como bien dice Víctor Luis Funes “La mayoría de los protagonistas de la actividad agropecuaria, incluidos los grandes estancieros y los principales cabañeros, no procede de la colonia, ni de la gente que tuvo una actuación relevante después de 1810. El conjunto más sobresaliente, como los fundadores de la Sociedad Rural Argentina, vino del exterior sin recursos y a fuerza de sacrificios y talentos prácticos logró acumular patrimonios importantes e indirectamente enriquecer a nuestro país. A título de ejemplo recordaré a Casado del Alisal, Amadeo, Santamarina, Mihanovich, Casey, Estanguet, Stegmann, Temperley, Martínez de Hoz, Alvear, etc., que sobresalen sobre todo a partir del 80.” [20]
A este grupo líder exitoso sí se sumaron los descendientes de aquellos Criollos ampliando un proceso que se inició con la cría de ovejas. En cuanto a los cultivos, el clima definía cultivos anuales de clima templado, con baja utilización de mano de obra.
2.3. Las Ovejas [21]
En el año 1550, con las corrientes colonizadoras llegaron los primeros ejemplares de raza ovina. Los cambios en estos animales, los transformaron en lo que hoy es la "Raza Criolla". Son animales de bajo peso de vellón y productores de pelo. En el año 1813 se realizó la primera importación de 100 ovejas con sus respectivos carneros, procedentes de España, así fue como comenzó nuestra actual ganadería ovina. En los años 1825-1826, en la presidencia de Bernardino Rivadavia, se traen al país 200 ovejas Merino.
En la década del 40 los criadores comenzaron a industrializar el sebo, también la carne ovina en las localidades vecinas. En 1844, R. Newton, introduce el alambrado eléctrico, con lo que se evita la dispersión de las majadas y se puede mejorar la explotación. Durante la década de 1850, la ganadería ovina seguía expandiéndose. En 1865, se dio la llamada "fiebre del lanar" los rebaños se multiplicaban, la producción crecía, las exportaciones alcanzaban cifras cada vez mas altas; Bélgica, se convirtió en el principal comprador de lana del Río de la Plata. Así la ganadería vacuna, una actividad difundida en la provincia, había sido superada por la cría de ovejas.
Resumiendo, [22] durante las décadas de 1850 y 1860, el veloz desarrollo de la ganadería ovina aceleró el proceso de organización capitalista en la pampa argentina. Los ingleses que llegaron al país, actuando en el comercio, ferrocarriles, bancos y puertos, una vez formado un capital lo invierten en ovejas y traen del Reino Unido pastores irlandeses y escoceses. Son lo líderes en la cría de ovejas, actividad atractiva que requería menor capital que la ganadería vacuna, Parte de estos ingleses exitosos se integran a la Clase Alta, primero asociándose comercialmente con los descendientes de Los Criollos y por fin a través del matrimonio.
2.4. La consolidación de la Clase Alta y su comportamiento
Los procesos que hemos presentado expandieron, ampliaron y consolidaron la Clase Alta de Buenos Aires. Con el aumento de ingresos estas familias dejan los hábitos y prácticas que venían de la época colonial (tertulias, bailes en las casas, etc.) e incorporan nuevas conductas.
Los hombres escapan del Club del Progreso – ámbito social de las mujeres, y de bailes que apasionaban a las jóvenes – y crean el Círculo de Armas y el Jockey Club, reservados sólo para ellos. Las mujeres fundan y conducen obras de caridad estableciendo nuevos espacios para salidas y encuentros.
Las familias inician los viajes a Europa y se apasionan por ellos. Alquilan y algunas construyen sus casas allí, puntualmente en París que es foco de todos los viajes. Aunque algunos autores lo sugieran, muy pocos estudian formalmente en Francia, ni traen títulos de sus universidades. Los intereses son otros: las compras, la moda y el arreglo de matrimonio para las mujeres; la diversión para los hombres, desde el turf hasta los espectáculos.
 2.4.1. En busca de maridos
A fines del siglo XIX, el dólar enceguecía a los nobles europeos. Con sus castillos hipotecados o en creciente estado de abandono, buscaban en las ricas herederas norteamericanas el remedio para sus males. El primer gran golpe lo dio la hija del rey de los ferrocarriles norteamericanos. Anna Gould había heredado de su padre la fabulosa suma de trece millones de dólares y, en 1896, se casó con el conde francés Boni de Castellane, lo que dejó boquiabiertos a los norteamericanos.
La Argentina próspera de 1900 no escapó a la captura de nobles europeos. Tendríamos que haberlo dicho al principio de este Punto: la historia muestra que fueron las mujeres ricas argentina quienes consiguieron nobles europeos como maridos, se dieron muy pocos casos de millonarios argentinos que casaran con europeas con título.
Todos los años, madres voraces por títulos nobiliarios reservaban en los transatlánticos sus camarotes de lujo para trasladarse a París y salir a la caza de algún duque arruinado. Sin embargo, no les era fácil. Las fortunas argentinas eran considerablemente menores a las norteamericanas. Los primeros logros estuvieron a cargo de Leonor Martínez de Hoz que se casó en 1899 con el barón Hjalmar Carlos von dem Busche Haddenhausen, canciller de Alemania, y la hija del matrimonio, Matilde, lo hizo luego con el príncipe Ulrich Kinsky, descendiente de una familia bohemia del siglo XIII. El actual príncipe Kinsky, Franz Ulrich XI, vive entre Buenos Aires y Córdoba, donde organiza excursiones de caza en sus campos para turistas europeos y norteamericanos. Otra Martínez de Hoz, Carolina, se casó en primeras nupcias con el príncipe Georges Maziroff, edecán del zar Nicolás II de Rusia, y en segundas nupcias con el conde Luis von Luxembourg, embajador de Alemania en la Argentina.
Este proceso tiene máxima expresión 10 años después con el casamiento de tres hermanas Keen. Magda Keen, que sin ser una belleza, encantó – no se sabe si por sus atributos o por su fortuna – a un noble italiano de una prestigiosísima familia napolitana, el conde Godofredo Gaetani Dell’Aquila d’Aragona. El 22 de enero de 1908 se casaron en Roma con pompa y esplendor. Ignoramos a cuánto ascendió la dote que entregó su padre Jorge Keen, aunque sospechamos que debe de haber sido significativa. Habría más, mucho más para la familia. Otras dos hijas de don Jorge no se quedaron atrás y, en alguno de los periódicos viajes de la familia, conocieron a dos nobles italianos: el conde Lovatelli y el marqués Marignoli – este último con un deslumbrante palacio en Spoletto – y después de arduas negociaciones con don Jorge para definir la dote, terminaron en el altar.
A través de los años se dan numerosos casos. María Elisa Bosch Alvear se casó con el marqués Christian de Kerhue, y con el baile que ofrecieron sus padres para presentarla en sociedad se inauguró el palacio de la familia en París, que hoy es la sede de la embajada de Estados Unidos en Francia. Margarita Casado Sastre se casó con el tercer vizconde de Oña, Pedro del Corral. Dolores Cobo Salas contrajo matrimonio con Vicente Macchi, conde de Cellere. Josefina de Atucha Llavalol se casó con el marqués Pierre de Jaucourt y una de las hijas de la pareja, Laurette, lo hizo luego con el barón Charles-Henri de Levis-Mirepoix. Ignacia del Carril, se casó con el conde de Orlowski mientras Florinda Fernández Anchorena fue esposa del conde de Castellane.
Tal vez el caso más destacado sea el matrimonio de Juana Díaz Unzué con el duque de Luynes. Ella era más conocida como Juanita Díaz, había nacido en San Fernando en 1914 en una humilde familia y era hija adoptiva de Saturnino Unzué, uno de los hombres más ricos de la Argentina. Otro personaje que se relacionó con la nobleza, en este caso británica, fue Miguel Angel Cárcano, embajador argentino en Gran Bretaña. Dos de sus hijas se casaron con miembros de las familias británicas más renombradas. Stella lo hizo en Londres en 1946 con lord William Humble David Ward, vizconde de Ednam, algo que la prensa inglesa consideró como el casamiento del año. Otra de las hijas de Cárcano, Ana Inés Isabel, se casó en Londres en 1944 con lord John Jacob Astor, hijo del segundo barón y segundo vizconde Astor, Waldorf, célebre millonario dueño de diarios y del hotel neoyorquino Waldorf Astoria.
La familia del cervecero alemán Bemberg tuvo dos logros: María Francisca Bemberg  contrajo matrimonio con el conde Carlos de Montalembert y María Rosa Bemberg con el marqués Hubert De Ganay. Ambos nobles integraron la empresa de manera eficiente y multiplicaron los ingresos familiares.
3. Los Inmigrantes
3.1. Los Inmigrantes de afuera
Según el primer censo de 1869,  el país contaba con 1.877.490 habitantes, de los cuales 160.000 habían llegado de Europa en la década inmediatamente precedente. La inmensa mayoría de los primeros inmigrantes se dedicaron a tareas agrícolas; eran en su mayoría agricultores de origen, y estaban atraídos por la promesa de distribución de tierras en los inmensos despoblados. Sin embargo, para 1885 la mejor parte de las tierras públicas se había vendido ya, dando origen a enormes latifundios en la pampa húmeda, por lo que sólo la parte más pudiente de los que se radicaron en la región pudo disponer de terreno propio.
La alternativa era trabajar con contratos de arrendamiento. Estos eran de corta duración, no más de cuatro o cinco años, en los que el colono estaba obligado a labrar la tierra y devolverla plantada al vencimiento del contrato. Esto provoca el traslado a las ciudades, especialmente Buenos Aires.
El volumen de la inmigración, constante desde mediados del siglo XIX hasta finalizado el primer cuarto del XX, significó en términos demográficos que la población argentina se duplicara cada veinte años. En el padrón nacional, según el censo de 1914 del INDEC, los nacidos fuera de la Argentina representaban un 30% del total de la población argentina. Según el censo de ese año en la ciudad de Buenos Aires más del 60% de la población eran inmigrantes, en su mayoría de origen europeo [23]. Entre estos predominaban los italianos (68,5% de los cuales se afincó en Buenos Aires) y españoles (78%).
Hacia 1895, la población argentina que vivía en centros urbanos alcanzaba el 42%, y para 1914 había superado la mitad de la población, llegando al 58%. Esta relación se debía en buena medida a los inmigrantes; frente a su participación de un 30% en la población del país, en Buenos Aires eran el 50% — un millón de los dos con que contaba la capital — y en otros núcleos urbanos llegaban a ser cuatro de cada cinco.
Instalados en las ciudades, los inmigrantes se integran en los sectores secundario y terciario de la economía nacional. La construcción del ferrocarril les representó una importante fuente de trabajo, pero muchos de los mismos se abocaron al comercio y a la artesanía. El sector industrial reclutó sus principales impulsores de entre ellos; de los 47.000 industriales que registraba el censo en 1914,31.500 eran de origen foráneo. Esta expansión de la población urbana traicionó la extendida concepción del país como reservorio agrario: siempre según las cifras de 1914, sólo el 29% de la población activa estaba empleada en el sector primario, mientras que la industria daba trabajo al 35% y los servicios al 36%.
Con pocas excepciones los inmigrantes de afuera no se integraron con la Clase Alta de Buenos Aires. Si algún autor dice lo contario sustentándose en el caso de los Pellegrini o en el de los Devoto, la realidad es otra. Si tenemos la paciencia de analizar hoy los avisos fúnebres de la Clase Alta publicados en La Nación comprobamos rápidamente lo dicho. Por ejemplo el 2 de mayo de 2012 falleció María E. Duhau Avellaneda y en las tres columnas de avisos es difícil encontrar un apellido italiano, no sólo de un pariente, sino de un amigo o conocido.
También es destacable que la Clase Alta cuando ocupó el área norte de la ciudad lo hizo, en general, con edificios de estilo francés, construidos en muchos casos por arquitectos o constructores italianos. Mientras, los españoles e italianos de San Telmo, Montserrat y hasta Flores presentan magníficos ejemplos del Art Deco y Racionalismo en sus barrios y en el centro de la ciudad [24].
3.2. Los Inmigrantes de Adentro [25]
La crisis mundial de 1929 impactó fuertemente en la actividad agroexportadora y generó una fuerte migración a la ciudad. La nueva y aluvional migración, primero del interior y poco más tarde de los países limítrofes, fue trastocando una ciudad cuya etnicidad netamente europea casi no tenía parangón en la América iberoamericana. Halperín Donghi describió admirablemente el fenómeno, al decir que las nuevas masas se establecieron en torno al viejo núcleo “poniendo silencioso sitio a la ciudad”
De este modo, Buenos Aires se convirtió “... en otro escenario de las tensiones generadas por la rápida incorporación social y política de los trabajadores. Las elecciones de 1946 pusieron en relieve la polarización de las opiniones políticas, que oponía el centro y los barrios residenciales a los suburbios industriales. Esta oposición se prolongó luego en un conflicto de carácter cultural, por el cual la ciudad reaccionó frente a [...] la llegada de los migrantes internos” [26].
Para Alberto Ciria, el 17 de octubre de 1945 representó y presagió la profunda división de la ciudad, es decir, entre lo nuevo y lo viejo [27], a la vez, resulta una de las consecuencias del surgimiento del peronismo: el inesperado y traumático reacomodamiento de las clases altas y medias. Desde su perspectiva, el 17 de octubre fue símbolo para ambas partes, y generó un nuevo y más nítido “ellos” y “nosotros”. Así, la gran dicotomía argentina que ya había observado Martínez Estrada antes de esta segunda ola de migrantes – “la tierra del blanco” porteña y el “mundo oscuro y antiguo” del interior [28] – terminó expresándose en la metrópoli nacional
Pero no fue sólo la clase obrera la que marcó a la Buenos Aires de mitad de siglo. En este período, y por algunas décadas más, se consolidó el auge de su clase media, cuya proporción sobre el total de la población creció ininterrumpidamente desde 1930 y hasta 1970. Muchos fueron los síntomas de este fenómeno, en ese entonces único entre las metrópolis de la región. Por ejemplo, la multiplicación masiva de estudiantes en todos los niveles, pero más que nada en la universidad: de 10 mil estudiantes en 1930 se pasó a 200 mil en 1975 [29].
La dictadura iniciada en 1976 actuó sobre el creciente problema de la miseria sin privarse de los métodos que caracterizaron su accionar en las otras dimensiones. En 1977 se dio inicio a una política de erradicación de villas en la Capital Federal. El objetivo fue casi cumplido: cientos de miles de “villeros” y de inquilinos desalojados fueron expulsados al Conurbano. Para el final de la dictadura, la población de las villas capitalinas había disminuido de 200 mil personas a 12.600. El retiro del estado redundó en la multiplicación de escuelas y sanatorios particulares e incluso en el surgimiento masivo de la seguridad privada. Los shoppings simbolizaron los nuevos ámbitos de interacción social y los countries y barrios cerrados terminaron de dar formar a la vida segmentada.
4. Primer Resumen
Volvamos a la frase con que iniciamos este documento y que queremos explorar en cuanto a su aplicación para nuestro país: “Los hispanos pueden determinar quién ocupará la Casa Blanca”.
Corresponde, antes de continuar, hacer una reflexión luego de lo expuesto en los Puntos anteriores. Cuando se dice “hispano”: se habla de una clase ?, de una raza ?, de una etnia ?
 Veamos las definiciones.
Clase: Orden o número de personas del mismo grado, calidad u oficio o también, orden en que, con arreglo a determinadas condiciones o calidades, se consideran comprendidas diferentes personas o cosas.
Etnia: Comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.
Raza: Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia.
Numerosas publicaciones nos enteran que los especialistas han concluido, casi unánimemente, que existe una sola raza, la raza humana, y que no es una categoría válida para clasificar a una población.
Aceptando entonces como categorías de clasificación de los hombres a: i) la clase y ii) la etnia, tratemos de aproximarnos a la población de Buenos Aires desde esta perspectiva.
4.1. Resumen de las clases sociales en Buenos Aires
Cuáles son las clases sociales que hubo en Buenos Aires y que hay actualmente ?. Cómo nacieron, cómo evolucionaron, cuáles son sus características ?
Estas y muchas otras preguntas provocan respuestas incompletas y en algunos casos equivocadas o viciadas por la ideología de quien las da. El temor a usar términos y frases que pueden insinuar la descalificación de una clase o grupo lleva a la utilización de eufemismos y resultar, por fin, en el tratamiento superficial del tema. Es decir, la extensión del término correcto a significados peyorativos bloquea de alguna manera el uso y aplicación del mismo, por ejemplo, el adjetivo “negro” aplicado a un grupo social.
Luego de estas consideraciones, conviene iniciar estas reflexiones con una aseveración:
-          la definición de clase social resulta de los criterios que sigue la clasificación.
Esta definición que parece evidente, no es habitualmente considerada, provocando clasificaciones viciadas y equivocadas.
Cuándo leemos “el 3 % de la población de tal ciudad es de clase alta”, que se quiere decir ?
La definición de clases según el nivel económico de las mismas es la más simple e inequívoca. Si la frase citada se refiere al nivel económico de los habitantes de esa ciudad y se han utilizado correctamente los datos económicos de las familias para su clasificación, no hay duda que ese 3% corresponde a la población con los mayores niveles de ingresos.
Pero la utilización del término “alta” hace suponer la utilización de otros factores para llegar a esta definición. En particular de factores sociales. En Estados Unidos no se utiliza tanto la clasificación “alta” o sus sinónimos, sino términos asociados al ingreso. Por ejemplo:
-          rich, middle class and poor,  y también
-          super rich, rich, middle class, working class and poor,
Estos términos vinculados al ingreso en dinero no admiten equívocos sobre la posición de cada uno en las escalas que son definidas precisamente en cuanto al rango de ingreso y que se expresan claramente. De manera diferente. como dijimos, la utilización de términos “alta” y “baja” incluye la utilización de factores sociales: educación,  prestigio social, etc.
Vamos a Buenos Aires.
Como vimos en las páginas anteriores, tenemos en Buenos Aires:
-          los descendientes de los españoles y criollos que llegaron en primer término con Garay y los españoles que se agregaron al poco tiempo y conocidos como “pobladores tempranos”. Según Binayán Carmona hoy hay sólo 15 familias descendientes de este primer grupo,
-          los españoles y criollos que llegaron de Paraguay venían con indios de aquella zona, los descendientes de estos indios y de los mestizos que seguramente nacieron de su relación con españoles y criollos integran este segundo grupo,
-          los descendientes de los inmigrantes españoles – primero andaluces y después vascos – que se agregaron a los primeros pobladores como “vecinos” en la periferia de la ciudad y de quienes surgieron dos grupos:
o         los que lograron hacer fortuna y a través del matrimonio, ellos o sus hijos, se integraron a las familias de los primeros pobladores, por ejemplo los Anchorena,
o         y los que no hicieron fortuna y fueron la mano de obra de los otros grupos sociales y que más adelante se integrarán como clase a otros grupos que conforman los estratos medios en cuanto a fortuna e ingresos,
-          los más capaces y activos de estos grupos de porteños integran los primeros gobiernos patrios y otros se mantienen fieles a la corona española (caso Alzaga). Los descendientes de los primeros podrían recibir el nombre de “familias patricias”: Saavedra, Moreno, Belgrano. Los segundo constituyen el grupo de familias aristocráticas de Buenos Aires: Alzaga, etc. (entendemos acá y de acá en más a aristocracia en el sentido que le da el diccionario como “clase que sobresale entre las demás por alguna circunstancia”,
-          los que tuvieron gran éxito económico en el siglo XIX y que se integraron a la clase alta de Buenos Aires. Por ejemplo, los Santamarina que tenían tropas de carretas. Fueron no sólo descendientes de españoles, criollos y mestizos sino también de ingleses (Torquinst, Temperley, Bullrich) que hicieron fortuna con el puerto, los bancos y el ferrocarril y por fin con las ovejas, y descendientes de los irlandeses que llegaron como pastores y crecieron económicamente de manera significativa (Lynch, Kavanagh, Duggan, etc.),
-          los descendientes de los europeos (en particular de españoles, italianos y judíos) que llegaron a fines del siglo XIX y principios de XX y que conformaron la gran clase media porteña,
-          no podemos dejar de lado como lo hemos hecho hasta aquí a los negros y sus descendientes, Llegados como esclavos, el censo de 1806 registra que en ese momento el 30,1 % de la población era de origen africano. Esta cuota cae significativamente a través del siglo XIX y el censo de 1887 informa que sólo 1,8 % de la población era de origen africano.
-          los descendientes de los indios que fueron pocos en Buenos Aires hasta que durante el proceso de industrialización de los años 40 liderado por Perón, ocupan el Gran Buenos Aires. Este grupo que denominamos correctamente indio por su origen y ascendencia fueron conocidos como “negros” y como “cabecitas negra”. Son la mano de obra de la construcción y de las industrias y que ocupan cargos como vigilantes en la policía y como suboficiales de las fuerzas armadas. No hay vigilantes rubios, ni tampoco de ojos grises o azules.
5. Las Clases Sociales en Argentina y en otros países
Como contraparte de lo anterior, el material que he encontrado escrito y publicado por alguien de clase alta y que tenga como sujeto la clase a la que pertenece es llamativamente escaso. Tampoco he obtenido referencias de publicaciones pasadas. La publicación que he ubicado y que es realmente valiosa por su contenido y presentación es”1889 – 1939 Argentina los años dorados” de Alberto Dodero y Philippe Cros. Dodero, emparentado con familias de clase alta, convoca y logra páginas valiosas de personas de esa clase (por ejemplo, de quien aparece como Princesa Napoleón Murat y que es Inés de Luynes hija de Juanita Díaz la hija adoptiva de Saturnino Unzué) y de estudiosos (por ejemplo, María Saénz Quesada con una lograda crónica de las estancias argentinas). La obra presenta también material fotográfico de gran originalidad y valor. Parte de este material es, seguramente, de las familias que lo han facilitado.
Como destaqué la falta de bibliografía sobre la clase alta, no quiero dejar de citar un libro – el único que he hallado - publicado este año por Laura Estrada, Así somos, que presenta una crónica radiante de sus antepasados con algunas adiciones entendibles. No es un análisis de clase sino una crónica familiar de recuerdos valiosos para la autora.
No quiero dejar de decir que existe bibliografía sobre las clases altas argentinas de varios autores como Sebrelli, Majul, Losada, etc. Me ha sido imposible tener acceso a una publicación o página en Internet con listado de apellidos de la clase alta argentina. La única referencia son las Guía sociales que con distintos nombre aparecieron a través del tiempo en Buenos Aires y que son vendidas, no en librerías, sino por sus editores.
6. Clases sociales y sus características en Buenos Aires
Volviendo a Buenos Aires. No está disponible una clasificación social de Buenos Aires ni de antes, ni de ahora. Es posible sí afirmar que el famoso “crisol de razas” como se la llama tradicionalmente a Buenos Aires, no existe, ni existió. Los mayores grupos sociales se mantienen separados y aislados del resto y dentro de esos grupos se dan subgrupos.
Hoy el registro de esta situación se hace difícil. En la primera mitad del siglo XX existían revistas y columnas de diarios que se ocupaban de las clases altas. La revista Plus Ultra primero, luego El Hogar[30] y Atlántida, hasta los años 50, se ocupaban en detalle de las actividades y acontecimientos sociales de esas familias. La Prensa y La Nación en sus columnas sociales diariamente, desde Buenos Aires y desde los lugares de veraneo, acompañaban a la clase alta. El Hogar durante cinco años, de 1942 a 1947, publicó 142 artículos titulados “orígenes y linajes argentinos” dedicados a las genealogía de otras tantas familias.
6.1. Las clases y la arquitectura
Una curiosa situación se da en Buenos Aires a diferencia de lo ocurrido en otras ciudades de América Latina, en particular es aquellas donde la colonización de España fue notoria, sea México, Colombia o Perú. La separación con la cultura española es notable, situación explicada en parte por la poca importancia que el Río de la Plata tenía para el Imperio y también sustentada en los intereses económicos de los habitantes de la ciudad que colisionaban con las disposiciones que llegaban del otro lado del Atlántico.
“La modesta ciudad que apenas había evolucionado durante sus primeros tres siglos de vida no sólo se convirtió entonces en una moderna metrópolis sino que además se consolidó como uno de los principales focos culturales de América Latina. La generación del ´80, la elite política e intelectual que sentó las bases de la moderna república, basó su política de desarrollo en tres pilares: cultura francesa, comercio inglés e inmigración europea, y la arquitectura jugaría un papel clave en el proceso. … En cuanto a la arquitectura doméstica, el aristocrático «petit chateaux» que reemplazaría en las clases altas a la colonial casa de patio también adoptó formas francesas.”[31]
Por otra parte el análisis de la arquitectura de las clases altas nos depara otra sorpresa: “el Art Nouveau no fue adoptado por la arquitectura oficial, ni en las residencias burguesas”.[32] Y si hoy recorremos Buenos Aires veremos notables expresiones de Art Nouveau y Art Deco en lo barrios de Montserrat, San Telmo, Flores y Caballito donde vivían y construían los EUROPEOS.
Los palacios – algunos de los cuales aún subsisten – fueron diseñados en su mayoría por arquitectos que residían en Francia y no conocieron Buenos Aires. Una notable excepción fue Alejandro Christophersen, que mencionamos más adelante, y que construyó varias de las más importantes mansiones de la ciudad.
6.2. Las clases sociales y los colegios
También los colegios eran una parte importante de la definición de clase. Haber “ido” a “La Santa Unión” (el más tradicional de los colegios de niñas) definió en su momento a los grupos más diferenciados. El nombre completo del colegio era Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones con domicilio en Esmeralda 739. La congregación de monjas llegó el país en 1882 y construyó el colegio en la misma década de 1880. Alejandro Christophersen, el exitoso arquitecto noruego afincado en Buenos Aires, construyó en 1899 la capilla contigua al colegio y con frente en Córdoba 776.
“Las del Santa Unión” fueron continuadas, ya en los primeros años del siglo XX, por las que “fueron al Sacre Coeur” (con la característica única de tener todas la alumnas y exalumnas una caligrafía totalmente uniforme). La historia que se dispone de la actuación de esta orden es incompleta. Sabemos que en 1882 adquirieron 20.000 metros cuadrados en Almagro, sobre las calles Hipólito Yrigoyen, Avenida La Plata, Muñiz y Venezuela y que dos años después inauguran el colegio con 24 alumnas que “llegan del Colegio de Río Bamba, el actual Colegio La Salle”. Es de suponer que en esos años construyen el colegio de Callao y Juncal que fue vendido en 1970 (esta venta provocó algunos problemas legales, supuestamente de los herederos de quien donara el terreno).  Ya en 1898 habían recibido importantes donaciones de las familias Guerrico y Cullen.
Más permeables en cuanto a incorporación de clases sociales fueron después el Jesús María y el Mallinkrodt. Las monjas del Jesús María llegaron en 1912 y en 1927 inauguraron en colegio en Quintana y Parera, lo cual era una definición en cuanto a quienes serían sus alumnas. A los pocos años se trasladan a Juncal al 1100 para ampliar sus instalaciones.
En 1930 la Congregación de Religiosas de la Asunción abren el Colegio de la Asunción en la calle Ocampo 2840 con frente también sobre la Avenida Alvear. Este colegio captura a las clases altas del Palermo, Barrio Norte y de Barrio Parque. En 1969 presas de motivaciones de justicia social, y, como lo hacen otras órdenes, las monjas de la Asunción venden el colegio y se trasladan al Gran Buenos Aires abriendo otro colegio. La Fundación San Martín de Tours se hace cargo de la vieja Asunción.
Los colegios de varones no presentan ni el número, ni la diversidad vista en los párrafos anteriores para los colegios femeninos. Durante años el Colegio Nacional Buenos Aires fue el destino de los herederos de la clases altas. A esta elección no fue ajeno un proclamado ateísmo de los hombres de las familias. Con los años esta elección se supera con la reaparición de los jesuitas – habían sido expulsado en 1848 y vuelven 1868 con la fundación del colegio del Salvador –, valorados por la capacidad intelectual de sus integrantes. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas en 1891 abren el La Salle y los Hermanos Maristas se hacen presentes en 1914 en la avenida Las Heras con el Champagnat, un colegio que privilegiaba las relaciones sociales. En la época completaban la mejor oferta educativa, colegios de la comunidad inglesa a la que concurrían muchos hijos de familias de origen europeo, no sajón.
6.3. Las clases sociales y las universidades
Hasta 1955 existían en la Argentina seis Universidades Nacionales. Al año siguiente se permite la apertura de universidades privadas y en la etapa 1956 – 1970 se crean las primeras veinte instituciones privadas del país. En 2011 había 56 universidades estatales y 59 privadas.
En 2009 los estudiantes en universidades del Estado eran  1,3 millones y en las universidades privadas llegaban a casi 340 mil.
La creación de las universidades privadas significó un flujo de profesores de las universidades públicas hacia aquellas atraídos por mejores sueldos y condiciones de trabajo. Con la expansión del sistema universitario privado de enseñanza este proceso se repitió: surgieron universidades mejor equipadas, brindando una enseñanza diversificada y especializada en instalaciones modernas y localizadas en áreas de altos ingresos. Estas unidades absorbieron al mejor cuerpo docente y lograron una posición competitiva privilegiada.
Por fin y como resultado de este proceso, las clases de menores recursos tienen un acceso limitado a la educación universitaria y, consecuentemente, su campo laboral es reducido. No hay estudios que lo convaliden, pero la presencia de indios en profesiones con título terciario, es muy escasa. De hecho, el funcionamiento de las familias de indios muestra la falta de dedicación a la formación y capacitación de sus componentes y el privilegio que se da por parte de sus componentes a expresiones deportivas y de diversión.
6.4. Deportes en la clases sociales
El Automóvil Club Argentino y el Touring Club Argentino fueron fundados en Buenos Aires a principios del siglo XX por miembros de la elite porteña interesados en los transportes modernos. En 1910 había 4800 automotores en Argentina, en 1921 ya eran 75.000. El ACA, que fue fundado en 1904 por un pequeño sector de la elite porteña entusiasta del automóvil siguiendo el modelo de los clubes europeos y norteamericanos surgidos poco antes. Los objetivos de sus fundadores consistían principalmente en propender al disfrute de sus automóviles, que por esos años eran máquinas raras, muy caras y tenían una finalidad fundamentalmente recreativa.[33]
El polo, por sus propias características, surgió como deporte de las clases más acomodadas. Iniciado y desarrollado por ingleses, recién en 1926 el Hurlingham Martin Iron se convirtió en el primer equipo integrado por argentinos nativos ganador del Abierto Argentino. Hasta ese momento los equipos ganadores eran integrados por jugadores ingleses o argentinos descendientes de ingleses.
Mientras el fútbol es practicado en asociaciones formales e informales de todas las clases sociales, el tenis se practica en las clases medias y altas. Por su parte el golf es otra expresión de las clases altas.
7. Reflexiones sobre el trabajo del Doctor Alejandro Frigerio “’Negros’ y ‘Blancos’ en Buenos Aires: repensando nuestras categorías raciales”
Este trabajo del Doctor Frigerio de la Universidad Católica Argentina y del CONICET es uno de los pocos que se ocupa de las clases sociales en Buenos Aires y lo hace con un enfoque muy particular. El trabajo se desarrolla alrededor del concepto de “la blanquedad” e incluyendo una original aproximación a los negros (entendidos acá como las personas de piel negra) y a las diferencias sociales.
Frigerio dice: “La irrupción nocturna de los cartoneros nos muestra la distancia fenotípica y cromática que separa a los estratos medios de los grupos subalternos suburbanos. … Esto muestra que el color de la piel es sin duda un poderoso factor de impedimento de la movilidad social que nunca es tomado en cuenta en los análisis de desigualdad social. La única vía de ascenso social para individuos con estos fenotipos parecen ser el box, el fútbol, la cumbia o la actividad sindical.” No coincidimos en lo expuesto. En realidad, el “color de la piel” es una expresión visual de la clase social a la que se pertenece el cual, en determinados casos, corresponde a determinada clase, sea esta alta o baja.
En el caso de la Argentina, el autor ha vinculado el negro de las clases bajas al color de la piel de los africanos que llegaron al Río de la Plata cuando en realidad corresponde a los indios originales del país. El color oscuro de la piel de la clase, llamemos, “trabajadora” es propia de los indios que poblaban el país y que fueron la mano de obra reclutada en el proceso de industrialización.
Una investigación publicada en 2005 en Clarín presenta datos sobre la población que por una parte sorprenden y por otra dan respuesta definitiva a interrogantes como el planteado por Frigerio y muchos otros y respondido erróneamente. No llega de los negros lo negro de la piel: “El 56 % de los argentinos tiene antepasados indígenas”. Copiamos párrafos de Silvia Heguy del Clarín de 16 de enero de 2005.
“El ADN, los argentinos portan un mensaje de sus antepasados. Y en el 56% de los casos el que lo legó dejó escrito simplemente un solo dato: su origen amerindio. De la población actual, el 44% desciende sobre todo de ancestros europeos, pero el resto —la mayoría— tiene un linaje parcial o totalmente indígena. Así lo determinó un estudio realizado por el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Universidad de Buenos Aires, a partir del análisis de casos en 11 provincias. ‘Lo que queda al descubierto es que no somos tan europeos como creemos ser’, dice Daniel Corach, director del Servicio, profesor en la cátedra de Genética y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e investigador del Conicet. A partir de 1992, y tomando muestras de ADN al azar de un total de 12 mil personas, los científicos pudieron ir tirando del hilo de la madeja de los genes para reconstruir la historia de la población que vive en nuestro país. Querían saber cuánto había aportado la población originaria en la formación de la actual Argentina.”
En cuanto al impedimento a la movilidad social de los indios esta no reside en el color de la piel, sino en la falta de capacitación para acceder a posiciones laborales mejores o aún profesionales. Aun disponiendo de educación gratuita en todos los niveles, no acceden prácticamente a la educación secundaria y excepcionalmente los hace a la terciaria. Por fin que no sólo por los intelectuales, sino a nivel general de la población hay un desconocimiento o ignorancia de “lo indio” y la categoría fue ocupada por “lo negro”.
En el lenguaje diario no está incorporada la palabra indio ni como sustantivo (definiendo un grupo social), ni como adjetivo (definiendo formas, expresiones, personas, comportamientos).
8. Nuevo resumen sobre las Clases Sociales en Buenos Aires
Resumiendo todo los anterior y elaborando la información disponible tendríamos en Buenos Aires (entendiendo como siempre la ciudad y el conurbano):
-          los descendientes de los españoles y criollos que llegaron en primer término con Garay y que hoy son unas pocas familias, no más de 15, que no constituyen una clase y se incorporaron a otras, principalmente a los ARISTOCRATAS;
-          los descendientes de los indios que llegaron de Paraguay con Garay y de los mestizos que nacieron de la relación de las indias con los primeros españoles y criollos y que también se incorporaron a diversas clases;
-          los descendientes de los españoles – primero andaluces y después vascos – que se agregaron como “vecinos” en la periferia de la ciudad y que:
o         i) hicieron fortuna y casaron con las hijas de los primeros pobladores, por ejemplo, los Anchorena, Alzaga, Salguero, Pinedo, Lezica, Escalada y constituyeron la ARISTOCRACIA con los primeros pobladores citados más arriba;
o         ii) no hicieron fortuna, fueron la mano de obra de los grupos de mayor fortuna y posición desde sirvientes, obreros, hasta empleados. Son los que posteriormente, en el siglo XIX, progresaron se convirtieron en pequeños comerciantes e industriales y también profesionales, algunos, exitosos, con el tiempo fueron empresarios en sus ramos. Los hemos denominado EUROPEOS a ellos se agregaron los emigrantes de los siglos XIX y XX, en general europeos y de otros países (Siria, Libia, etc.) y judíos.
-          los descendientes de las “familias patricias”: Paso, Saavedra, Moreno, Belgrano, que integran hoy la Asociación Fundadores de la Patria y son básicamente parte de los ARISTOCRATAS;
-          los descendientes de las familias exitosas económicamente del siglo XIX, y que se hicieron propietarios de grandes extensiones de campo, de origen español, criollo y mestizo, por ejemplo, Santamarina, Ramos Mejía, Saénz Valiente, Luro, Castex, de raíces francesas, Leloir, y también de ingleses, Torquinst, y que denominamos TERRATENIENTES;
-          otro grupo lo integran las familias que no tenían explotaciones agrícolas, siendo sí exitosas económicamente y que se destacaron socialmente por su actividades durante el siglo XIX. Profesionales, comerciantes (no pocos actuando en el contrabando), funcionarios del gobierno, políticos. Por ejemplo los Ayerza, los Bullrich y los Duncan. Estos fueron de los primeros, sobre estos dos últimos: “En esa tarea descubrimos que, en la primera generación, tres británicos cabezas de familia - A. Bullrich, G. Dowdall y R. Duncan -, se dedicaron exclusivamente al comercio. En ellos no hemos encontrado actividad agropecuaria, ni posesión de estancias.”[34] Los Pérez Companc, Soldati, Fortabat, Rocca, Born, Pini, Devoto se fueron agregando. La denominación de este grupo no ha sido fácil. No hemos encontrado un término que nos satisfaga y que cumpla con las condiciones de una clasificación. Nos inclinamos en principio por el término PUDIENTES pero en su definición la Real Academia dice: “poderoso, rico, hacendado”, es decir, incluye con hacendado a la categoría del TERRATERIENTE. Lo mismo ocurre con rico y otros sinónimos. El único que no incluye a la categoría hacendado en su definición es ADINERADO: que tiene mucho dinero, dice el diccionario y por este término hemos optado;
-          y repitiendo lo dicho más arriba, tenemos por fin a los descendientes de los indios que fueron pocos en Buenos Aires hasta que durante el proceso de industrialización de los años 40 liderado por Perón, ocupan el Gran Buenos Aires. Este grupo que denominamos nosotros correctamente indio por su origen y ascendencia fueron y son conocidos incorrectamente como “negros” y “cabecitas negra”. Son la mano de obra de la construcción y de las industrias y que ocupan cargos como vigilantes en la policía y como suboficiales de las fuerzas armadas. No hay vigilantes rubios.
El Cuadro que sigue resume las características de cada una de las clases que hemos definido.
CLASE SOCIAL
INTEGRANTES DE LA CLASE SOCIAL
ARISTOCRATAS
los descendientes de los españoles – primero andaluces y después vascos – que se agregaron como “vecinos” en la periferia de la ciudad y que hicieron fortuna y casaron con las hijas de los primeros pobladores. Por ejemplo, los Anchorena y los Alzaga. En este subgrupo se mueven discretamente los que acreditan estirpe de antigua nobleza y reales. Es el caso de los descendientes de Liniers, por ejemplo los Estrada, que pueden trazar su filiación hasta el siglo XIII[35] y antepasados que ya pertenecían dos siglos antes a la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén. Estos se consideran más acreditados por su estirpe que los que también integran el grupo de los ARISTOCRATAS, los descendientes de aquellas argentinas – que ya mencionamos más arriba – que casaron con nobles europeos arruinados económicamente y cuyo caso emblemático lo constituyó la no-Unzué que casó con  el duque de Luynes. Por lo dicho este grupo que hemos denominado LOS ARISTOCRATAS no presente ni uniformidad, ni integración total, sino a nivel de los subgrupos, más allá de la relación formal que se mantiene educadamente entre todos los integrantes.
TERRATENIENTES
los descendientes de las familias exitosas económicamente del siglo XIX, grandes terratenientes, de origen español, criollo y mestizo, por ejemplo, Santamarina, de raíces francesas, Leloir, y también de ingleses, Torquinst, e irlandeses, Duggan. En general discretos, sin aparición ni en público, ni en organizaciones, ni en los medios periodísticos. Actúan y se desempeñan actividades y organizaciones con los ARISTOCRATAS, y así como dentro de este grupo hay categorías, los TERRATENIENTES se saben de una categoría inferior, pero esta situación no es expresada de ninguna manera y funciona como un telón de fondo donde cada uno se ubica donde le corresponde.
ADINERADOS
son los descendientes de quienes desde los primeros años y aún posteriormente hicieron fortuna y llegaron a una ubicación social por el desempeño de una actividad no agrícola: comerciantes, funcionarios, profesionales, políticos, industriales, etc. (Escasany, Fortabat, Bagó por ejemplo). Algunos ocupan los primeros lugares de las organizaciones profesionales y empresariales, otros son casi desconocidos, por ejemplo Hugo Sigman. Su actividad social demuestra su poder y riqueza. Los de familias sajonas lograron en varios casos ocupar destacada posición dentro de este grupo y aun a ascender a los grupos anteriores (por ejemplo los Bullrich). El origen italiano constituyó siempre una traba para actuar con los ARISTOCRATAS y los TERRATENIENTES, aún para los más exitosos económicamente: los Pini y los Soldati por ejemplo. Por fin, dentro de este grupo se integran los Adinerados judíos, entre ellos Eduardo Elsztain el mayor terrateniente del país, y un conjunto de grandes empresarios dueños de bancos, fondos de inversión, diarios y negocios agropecuarios como la siembra de soja por Gustavo Brogocopatel (250.000 hectáreas en Argentina). Esto no hace que la relación de judíos con ARISTOCRATAS y TERRATENIENTES sea habitual, y con los ADINERADOS es circunstancial.
EUROPEOS
son los descendientes de los primeros españoles que no hicieron fortuna y que eran los que hemos denominado Los Trabajadores y los descendientes de los europeos (españoles, italianos, judíos, etc.) que llegaron en el siglo XIX y principios de XX. Parte de este grupo hizo fortuna tanto en el campo y como en Buenos Aires siendo comerciantes e industriales. Sus hijos se profesionalizaron e integran el grupo con mayores ingresos en la ciudad. Esta clase conforma la clase económicamente media y media baja.
INDIOS
los descendientes de los indios que fueron pocos en Buenos Aires hasta que durante el proceso de industrialización de los años 40 liderado por Perón, ocupan el Gran Buenos Aires y a partir de esa fecha continúan llegando, acompañados desde los años 80 por peruanos, bolivianos y paraguayos
Cómo se ubican estas clases en Buenos Aires ?
1.       en la ciudad de Buenos Aires y en determinadas zonas del norte del Gran Buenos Aires se localizan LOS ARISTOCRATAS, los descendientes de españoles que hicieron fortuna y LOS TERRATENIENTES, descendientes de los terratenientes, conformando una clase con miembros que se aceptan y vinculan y a la vez, separada y aislada del resto, pero también con islotes internos propios. El libro de Maxine Hanon es una buena referencia de apellidos que poblaron Buenos Aires en la zona donde se localizaban familias con altos ingresos, de Retiro a Recoleta.[36]
2.       en la ciudad de Buenos Aires, donde son mayoría, y en determinadas zonas del norte y oeste del Gran Buenos Aires se localizan los descendientes de LOS TRABAJADORES y LOS EUROPEOS y conforman el grueso de la población. Los que hicieron fortuna – comerciantes, industriales y profesionales exitosos – se radican en los barrios de más prestigio.
3.       en el Gran Buenos Aires, especialmente en el sur y sureste se concentran LOS INDIOS y sus descendientes, expandiéndose en el sur de Buenos Aires. Constituyen la primera mayoría poblacional de toda el área.
Qué ocurre políticamente con las clases sociales ?
Las clases altas, que condujeron políticamente al país durante muchos años hasta las primeras décadas del siglo XX, se alineaban detrás de los dirigentes de los sectores empresarios del momento. Surgen después de los inmigrados, el radicalismo y el socialismo y algunas otras agrupaciones menores. Por fin, la participación militar presente varias y repetidas veces en el siglo XX, da nacimiento primero al peronismo y luego a grupos de derecha que se expresan con distinto gobiernos.
Si algo cabe destacar de esta historia de los partidos es la adhesión y prioridad que los partícipes de los gobiernos y sus adherentes, sean partidos, facciones, grupos empresarios, asociaciones profesionales, etc. han dado a los resultados económicos que logran con su adhesión política. Hoy por ejemplo, el aplauso que recibe una administración que participa y permite la corrupción, alcanza a los dirigentes de los sectores del comercio, las finanzas y la industria. La experiencia no es nueva, ya Menem fue aplaudido y votado con una clase alta que se aprovechó de leyes y decretos que le dieron beneficios y bienes. A todo esto no es ajeno la estructura del poder que administra el país.
El peronismo, con una masa popular mayoritariamente de INDIOS, ha sido y es conducida históricamente por los descendientes de europeos, los que hemos llamado LOS EUROPEOS. Perón, Duhalde, Menem, Kirchner y el resto de presidentes peronistas son expresiones de lo dicho. No hay, ni ha habido dirigentes peronistas INDIOS, todos han sido EUROPEOS. Sólo hace pocos años apareció Moyano que de la CGT se ha ido aproximando a la política y más recientemente tomó notoriedad Fernando “Chino” Navarro[37].
Las clases altas principales, ARISTOCRATAS y TERRATENIENTES, como se ha dicho, a través de sus organizaciones, negocian y se benefician económicamente y no integran ninguna oposición estructurada al gobierno de turno. Esta situación explica la debilidad de los partidos en cuanto a líderes y dirigentes y aún en lo que hace a adherentes. No hay ideología, ni ideales, tampoco propuestas, sólo a través de sus pocos diputados que expresan opiniones que tiene poco respaldo y llegada fuera del parlamento.
Por su parte, el último y más numeroso grupo, el de los INDIOS, no tienen poder. Sólo pueden conducir, y no siempre, la CGT, por ejemplo con Moyano, y algunos distritos del Gran Buenos Aires que habitualmente regentean los EUROPEOS. Es decir, en el peronismo, los INDIOS son la mano de obra de los EUROPEOS que son quienes mandan.
Los INDIOS han sido también la mano de obra utilizada para llenar la Plaza de Mayo y producir una verdadera batalla seguida de muertes que fueron el antecedente inmediato de la renuncia de presidentes de la oposición. En diciembre de 2001 los incidentes provocados por el peronismo en la Plaza Mayo produjeron cuatro muertos que llevaron, dentro de la crisis que atravesaba el gobierno, a la renuncia del primer mandatario un día después.
El temor a está mecánica de destitución presidencial no es ajeno al enrejado de la Casa Rosada desde la Plaza Mayo hasta más allá de la estatua de Colón. Néstor Kirchner temeroso de una experiencia de este tipo apenas asumió la presidencia hizo esa obra y tanto él como la actual presidenta han prohibido la represión de manifestaciones y piquetes que podrían desembocar en la muerte de manifestantes.
4.2. Por fin, final

“Los hispanos pueden determinar quién ocupará la Casa Blanca”.
Los indios determinan quien ocupa la Casa Rosada.


Luis Chiodo, luischiodo@hotmail,com
















[1] La Nación, Buenos Aires, Argentina, 2 de noviembre de 2012, página 22.
[4] Punto copiado de hhttp://www.historiacritica.uniandes.edu.co
[5] Cuadra igual a manzana. Solares los terrenos que conformaban la cuadra.
[6] “Los Camélidos Sudamericanos, antes de la colonización estaban ampliamente distribuidos desde las altitudes de los Andes hasta el nivel del mar.  Durante la colonización sufrieron el sacrificio incontrolado y fueron desplazados por los animales domésticos introducidos por los europeos. … Como consecuencia, los camélidos tanto domésticos como silvestres sufrieron una severa reducción en número y su distribución geográfica se vio drásticamente afectada, quedando reducida a las altitudes del altiplano andino” fuente: Camélidos Sudamericanos: clasificación, origen y características, Pinto Jiménez, Chris Evelyn; Martín Espada, Carmen y Cid Vázquez María Dolores. Dpto. Sanidad Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.
[8] Binayán Carmona, Narciso, Historia genealógica argentina, Emecé, Buenos Aires, 1999
[9] José María Rosa en Del municipio indiano a la provincia argentina
[10] idem
[11] idem
[12] Andrés M. Carreto, Los Anchorena, Editorial Astrea, 1970.
[13] Binayán Carmona, idem.
[14] idem
[15] Tomado de es.wikipedia.org/wiki/Contrabando_de_Buenos_Aires
[16] Juan Carlos Garavaglia, Mercado interno y economía colonial (Méjico, Grijalbo, 1982), p. 417.
[17] Francisco García a Juan Esteban de Anchorena (en adelante JEA), 24 de febrero de 1757, 12 de julio de 1757, 24 de julio de 1758, 22 de marzo de 1760, 25 de enero de 1761, 18 de julio de 1763, en Archivo Anchorena, Archivo General de la Nación, Sala VII (en adelante AA), legajo 317.
[18] Franisco Anctonio Díaz a JEA, 12 de marzo de 1767 y 27 septiembre de 1770, en  Archivo Anchorena, Archivo General de la Nación (en adelante AA-AGN), 316.
[19] Ruprecht Poensgen, “The Challenge to an Argentine Merchant House in the Late 18th Century”, Jahrbuch fur Geschicthe von Staad, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, 33 (1996), pp. 187-222. Andrés M. Carretero, Los Anchorena. Política y negocios en el siglo XIX (Buenos Aires, 1970).

[20] Pasado y probable futuro del campo argentino Víctor Luis Funes
[21] Tomado de www.monografias.com/trabajos6/ovin/ovin.shtml - 88k                                                                                                                                                                                                                                                             
[22] Tomado de Roy Hora, Los terratenientes de la pampa argentina, Siglod Veintiun de Argentina Editores, Buenos Aires, 2002.                    
[23] La Ciudad en el Censo Nacional de 1914.Tercer Censo General” Población de Buenos Aires.
[24] Böhm, Mimi; Buenos Aires, art déco y racionalismo, Ediciones Xavier Verstraeten, Buenos Aires, 2008.
[26] Torre, Juan Carlos, “La ciudad y los obreros”, en José Luis Romero y Luis Alberto Romero (eds.), Buenos Aires: Historia de cuatro siglos, Buenos Aires, Altamira, segunda edición, tomo II, 2000.
[27] Torre, Juan Carlos y  Pastoriza,  Elisa, “La democratización del bienestar”, en Nueva Historia Argentina, vol. VIII, Buenos Aires, Sudamericana, 2002.
[28] Gorelik, Adrián, Mirada sobre Buenos Aires: historia cultural y crítica urbana, Buenos Aires, Siglo Veintiuno editores Argentina, 2004.
[29] Mora y Araujo, Manuel, “Las clases medias consolidadas”, en José Luis Romero y Luis Alberto Romero (eds.), Buenos Aires: Historia de cuatro siglos, Buenos Aires, Altamira, segunda edición, tomo II, 2000.
[30] El Hogar en los años 20 del siglo XIX inicia una sección completamente gráfica llamada “Hogares porteños” (tomado de Leando Losada, Suntuosidad y respetabilidad)
[31] Patrimonio Arquitectónico de la ciudad de Buenos Aires: primeras décadas del siglo 20. Stella Maris Casal, Fernando Couturier, Marcela Cragnolini, Alfredo Conti, Universidad de Belgrano, Buenos Aires
[32] idem
[34] Roberto Dante Flores, Los primeros británicos en Buenos Aires, http://congresobicentenario.webuda.com/files/mesa05_flores.pdf
[36] Hanon, Maxine, Las quintas de Retiro a Recoleta (1580-1890), Editorial El Jagüel, Buenos Aires, 2000
[37] Nació como Luis Fernando Román, el 19 de junio de 1957, en San Antonio Oeste, una pequeña localidad de la costa seca y ventosa de Río Negro, a donde el agua potable sólo llegaba en tren. Llevó el apellido de su madre soltera, Margarita Román, quien había escapado a los 15 años de un hogar mapuche en Los Berros. Margarita era "la chica" que trabajaba en la casa de Francisco y "Gela" Muñoz, quienes criaron como propio a Luis Fernando, desde entonces, el "Cabezón" Muñoz, como todavía lo llaman en Río Negro.(La Nación 13 de mayo 2012).

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